La ocasión lo ameritaba. Celebrar la Pascua de Jesús no puede ser una fiesta sencilla. Se trata de un hito demasiado importante como para que el frío matinal, o la fatiga fuera un obstáculo. Al menos no para las alumnas, profesores, asistentes de la educación y religiosas del colegio Santa Inés de San Vicente, quienes con mucha alegría y regocijo celebraron el pasado lunes que Jesús resucitó entre los muertos. Tras una breve homilía, hermosos cantos y aplausos por la buena nueva recibida, las estudiantes fuero envestidas con los colores que representan el amor, la fraternidad, la solidaridad y todos los valores que enseña la Palabra. Luego, tras la ceremonia de la luz con el encendido del cirio, vinieron las expresiones de alegría, donde la música y las alabanzas fueron el reflejo genuino del momento que se estaba viviendo. Era una ceremonia íntima, pero que quedaría plasmada en la retina de quienes formaron parte de ella, para después mostrar al mundo cuán felices estaban por el milagro de la vida. Y como si todo lo anterior fuera poco, la comunidad escolar quiso dejar una huella de este gran día. Plantaron árboles, que crecerán frondosos en los distintos rincones y jardines del colegio, como testigos del amor divino que se respira en cada espacio de un lugar que fue creado para enseñar y educar a las futuras generaciones.